Dos bandas itinerantes que, para desvalijar decenas de viviendas y comercios sin que se les pudiera seguir el rastro, viajaban a otras ciudades e, incluso, a otras comunidades autónomas. Un periplo delictivo que empezaba en Madrid, donde ambas residían y tenían su centro de operaciones. La Policía Nacional ha informado este jueves de la detención de 38 integrantes de las dos organizaciones, a las que acusan de haber cometido al menos un centenar de robos. En los asaltos empleaban una lanza y dos técnicas: impresioning, con la que obtenían una copia de las llaves a partir de un metal moldeable que introducían en las cerraduras, y bumping, con la quedesbloqueaban los cilindros del bombín al golpearlos con una llave especial.
Entre los arrestados se encuentran los 28 miembros del principal grupo de butroneros de España: 24 hombres y 4 mujeres, la mayoría de España, pero también de Bulgaria, Rumanía y Colombia. Los que atribuyen, «por el momento», 45 robos en establecimientos de 11 provincias, en siete comunidades. El valor de los objetos sustraídos supera los dos millones de euros. La operación —denominada Laurel Pelayo— comenzó en mayo de 2014, tras una serie de asaltos en Logroño. Cuatro meses después, en septiembre, cuatro integrantes de la banda de fueron sorprendidos in fraganti cuando asaltaban una inmobiliaria en Lugo. La policía constató, entonces, que la organización —formada por tres células— actuaba también en otras cinco autonomías, además de La Rioja y Galicia: Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.
El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha resaltado en Logroño que se trata de «una nueva generación» de delincuentes. Su perfil: jóvenes de 25 años en promedio, con base en los distritos madrileños de Villaverde y Usera. Pero la principal característica radica en su especialización: manejan con destreza la llamada «lanza térmica» y, por ello, otras organizaciones «contrataban» sus servicios. Se trata de un sistema que permite abrir cajas fuertes con una barra de soldadura que alcanza varios miles de grados para fundir metal.
A la banda se le atribuye, por ejemplo, el robo en la administración de lotería de La Pajarita, en Madrid, el 5 de enero, de donde se llevaron 400.000 euros en metálico y 65.000 en décimos. La policía también les imputa delitos de tráfico de drogas y tenencia de armas.